ORIGENES DEL HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS DE LA GUAIRA
El 24 de septiembre de 1694 Fray
Francisco de Ayeta, de la provincia del Santo Evangelio de México y Procurador
General de todas las Indias, solicita se le permita fabricar un hospital en el
Puerto de La Guayra, donde pudiesen recogerse los religiosos de la orden de
Santa Cruz de Caracas. Este primer intento por establecer un hospital en el
puerto fracasó, pues no fue concedida la petición.
El 28 de julio de1715, la ciudad
suplica se conceda a los religiosos de San Juan de Dios la licencia que
solicitan para fundar un hospital en La Guayra. El 30 de julio de 1715 el Dean
y Cabildo Eclesiástico y el Prelado y frailes del Convento de Nuestra Señora de
la Merced de Caracas, informan a su Majestad sobre la conveniencia de que haya
en este puerto un hospital de los padres de San Juan de Dios. En atención de
haber cóngrua (sic) para él, por donación que hizo Doña Josefa de Górliz.
Este Hospital se fundó con el
producto de la hacienda «Toda - Osana» que fue donada por Doña Josefa de Górliz,
vecina de La Guayra, quien testó a su favor el 30 de agosto de 1706. El
apoderado de sus bienes fue el Castellano de La Guayra, el hacendado Don Andrés
del Pino.
En el testamento nombra por herederos
de sus bienes a los Padres de San Juan de Dios, con la condición de fundar un
Hospital en el Puerto de La Guayra, y que la fundación se hiciera, dentro del término
de doce años. De no ser así, perdería vigencia la Obra Pía y sus bienes pasarían
a sus herederos, en esta forma: la mitad, a Doña Petronila de Caviedes
(sobrina) y a Doña María Josefa de Ibieta (hija de su otra sobrina Doña Inés de
Caviedes); y la otra mitad, «a su alma...». Su sobrino Pedro de Caviedes fue
nombrado administrador de la Obra Pía de Todasana, con un sueldo anual de 300
pesos.
En 1711 se tomó posesión de la
hacienda y se inició la fábrica material del Hospital. En 1775 existían
ya 68 esclavos y 15.734 árboles de cacao. De 1770 a 1775 la propiedad produjo
un promedio de 3.650 pesos anuales. Además de cacao, producía plátanos,
mameyes, aguacates, totumos, cocos, yuca, maíz, guanábanas, nísperos, cañafístolas
y piñas.
Entre sus fértiles tierras sobresalían
por su producción las vegas de Santa Rosa, San Rafael, Islote, San Juan o El
Rincón, La Veguita, La Cumara, Las Animas, El Camino de Uritapo y El
Salto.
El lero de febrero de 1717 Fray
Fernando de Torremocho, Procurador General de la orden de San Juan de Dios,
informa a S.M. que Doña Josefa de Górliz, vecina de La Guayra dejó por
testamento una cantidad de dinero para que su religión fundase un hospital en
el citado puerto. Solicita la Real licencia.
El 29 de marzo de 1717, Su Majestad
aprueba las licencias dadas por el Obispo de Caracas y el Gobernador de
Venezuela para fundar dicho hospital.
El 10 de mayo de 1717, S.M. da las
gracias a Don Andrés del Pino, vecino de La Guayra por el celo con que facilitó
se pusiese en ejecución la fundación del Hospital San Juan de Dios.
El 28 de agosto de 1718, la provincia
de Santa Cruz de Caracas pide licencia a S.M. para fundar un convento en el
puerto de La Guayra.
En 1718 Fray Juan Pineda, general de
la orden de San Juan de Dios, informa a S.M. haber fundado un hospital en el
puerto de La Guayra, y suplica contribuyan las embarcaciones con una soldada
para el sustento de los soldados y marineros que reciben asistencia en dicho
establecimiento.
El 13 de julio de 1740 Don Gabriel de
Zuloaga, tomando en cuenta el mal estado en que están los hospitales de
Caracas, propone que con la venta del noveno y medio, se funde y fabrique en el
puerto de La Guayra otro hospital.
El 9 de diciembre de 1746, el Ilustrísimo
señor Don Juan García Abadiano, dignísimo Obispo de Caracas informa a S.M. que
al Hospital San Juan de Dios le han añadido cuatro celdas, que es muy pobre la
iglesia y no tiene adornos y el hospital sólo tiene una sala para
enfermos.
El 18 de octubre de 1748, el
Gobernador Don Luis Castellanos informa a S.M. que el Hospital San Juan de Dios
de La Guayra fue hecho por unos religiosos que se establecieron en una casilla
del solar que les donó Don Andrés del Pino. Fue allí donde se comenzó la fábrica
del Hospital, añadiéndole otro terreno que tomó Fray Manuel Rodríguez del cerro
de San Antonio que se rebajó. Se ha ido fabricando enfermería, claustros y
celdas con oficinas, y ahora construyen una iglesia, pues la que había era una
capilla abierta con campanas, en el mismo claustro. El plano del Hospital fue
hecho por Don Luis Antonio de la Pedroza, Capitán de mar de dicho puerto.
El 28 de julio de 1767 el Comandante
y los vecinos del puerto, insisten sobre la necesidad que hay de erigir un
convento formal en la casa hospicial que tienen los religiosos franciscanos de
la provincia de Santa Cruz.
El 7 de julio de 1773, el Gobernador
Don José Carlos de Agüero remite al Rey las instancias que hacen los vecinos
del puerto de La Guayra, para que se les conceda la gracia de erigir aquel
pueblo en Villa. Entre los méritos que alegan están: el haber fundado y
mantenido el convento y hospital de San Juan de Dios; haber hecho puentes y
haber empedrado todas las calles.
El 14 de septiembre de 1777 entera al
Gobernador de Caracas, por Real Cédula fechada en Aranjuez el 23 de abril de
1777, que no está dispuesto a permitir que se erija un convento franciscano en
el hospicio que funciona junto al Hospital San Juan de Dios de La Guayra.
El 13 de marzo de 1788, Don Martín de
Iriarte, quien luego fundada, en 1816, el Hospital de Caridad para mujeres,
propone a la Junta de la Real Hacienda de Caracas, que tome por cuenta de esa
Institución la casa que tiene en el puerto de La Guayra para que construyan con
ella un hospital, casa cuyo valor dejará en descargo de los derechos que ha
adeudado por sus negociaciones.
El 30 de Marzo de 1789, el Intendente
Don Juan Guillelmi contesta a la real orden que apruebe lo acordado por aquella
Junta para que se compre a Don Martín de Iriarte una casa para que funcione el
Hospital Real de La Guayra, en pago de los derechos que ha adeudado.
En el año
1794 se presentó en el Litoral una nueva epidemia de «calenturas», que azotó la
región; esta «peste» causaba estragos en la población. El encargado del
convento y Hospital San Juan de Dios se vió en aprietos para poder atender a
toda la población enferma, ya que contaba con pocos bienes para el
funcionamiento del Instituto. El encargado da en arrendamiento la hacienda «Tuasana»,
propiedad del